Mi experiencia en la UNED: 7 años de martirio y vergüenza (3ª parte)

“Las cifras no mienten, pero los mentirosos y farsantes también usan cifras” (Anónimo)

Alumno de la UNED ante un test cuya respuesta correcta para cada pregunta es la letra D

Ya comentamos en las dos primeras partes del tema algunos aspectos verdaderamente sangrantes en la UNED, su peculiar sistema de estudio/memorización y la “veneración” que sienten por la figura del alumnado, lo que se refleja en el trato despótico y maleducado que le profesan.

Pero todavía nos queda por mencionar algún otro aspecto que no tiene nada que envidiar a los anteriores. Así que hoy abordaremos el tema de la evaluación entenidéndola en sentido amplio: la evaluación de los propios docentes para su selección, la evaluación que estos hacen a sus alumnos y la que los últimos pueden hacer de los primeros y sus asignaturas.

En el primer punto nos encontramos también con un déficit generalizado de la institución universitaria: los profesores universitarios no saben evaluar, y raramente enseñar. La base del problema está aquí en otra extraña peculiaridad del sistema universitario, y en concreto de su función docente, y es que se presupone que los docentes universitarios serán buenos profesores sencillamente porque… son buenos investigadores, aunque no tengan ni idea de enseñanza, ni lo que es peor, del campo profesional real en el que se supone van a enseñar a sus alumnos a ejercer. Algo llamativo.

Lo irrisorio del tema es que la mayoría de los profesores además de un ejercicio mediocre de la docencia tienen la desfachatez de reírse abiertamente de los criterios pedagógicos y docentes de enseñanza, y con esa arrogancia lógicamente, no es raro que su desempeño profesional sea aberrante, con el consiguiente sufrimiento de sus pupilos.

En todo caso esto es una perversión del propio sistema y de la forma de evaluación que existe para acreditarse como docente universitario, donde por ejemplo para la figura de profesor titular podemos comprobar que 60 puntos de 100 corresponden a criterios de investigación, 30 puntos a experiencia docente (de los cuales 7 son por material docente y publicaciones relacionadas con la docencia) y 10 a formación académica y experiencia profesional (6 a formación académica, 2 a experiencia profesional y 2 a otros méritos)

Resumiendo, que resulta sorprendente que a quien va a enseñar a otros a moverse en un campo y a ejercer con destreza su profesión, solo se le pida un 2% de méritos en dicha competencia para acreditarse como profesor titular y un 60% de puntuación correspondiente a criterios de investigación. Si existe interés otro día entramos en la farsa de cómo se consiguen publicaciones a base de talonario vía congresos (subvenciones con dinero de todos aparte para su organización y asistencia), revistas y demás.

Así nos encontramos con docentes universitarios que enseñan a futuros profesionales a establecer diagnósticos psicológicos cuando no han hecho uno en su vida, a cubrir partes de accidentes laborales cuando solo conocen la plantilla (¿estás de acuerdo @joamiran?) o a pontificar sobre cómo educar a los niños cuando lo más cerca que han estado de uno es paseando por el parque.

Con estas bases de conocimiento del ejercicio profesional y de los principios de enseñanza, no es extraño pues que la docencia y su resultado dejen bastante que desear, algo que es especialmente doloroso para los alumnos cuando después de trabajar y estudiar durante cierto tiempo (algunos) tienen que enfrentarse a las evaluaciones. Y en esto en la UNED son unos auténticos “genios”.

A mí siempre me ha llamado la atención que de un tocho de mil páginas un profesor no sea capaz de sacar 30 preguntas tipo test que cumplan los requisitos mínimos de objetividad (de ahí que los exámenes tipo test se denominen pruebas objetivas). No entro ya en otros requisitos de calidad que se aconseja que cumplan este tipo de pruebas como no formularlas en negativo, no incluir dos cláusulas en una… Esto ya sería para nota. Pero ni eso, los docentes de la UNED tienen una curiosa afición por la originalidad y claro, esto hace que las reclamaciones sean un auténtico campo de champiñones.

Estudiantes de la UNED esperando la llegada del tutor para reclamar un examen tres horas después del inicio del horario de tutoría

Estudiantes de la UNED esperando la llegada del tutor para reclamar un examen tres horas después del inicio del horario de tutoría

Aquí vemos un hilo titulado “Queja formal exámenes psicobiología segunda semana” en el cual hay 170 intervenciones (fueron más posteriormente). Como ven solo tuve la paciencia de leer las primeras 50, pero les aseguro que todas iban en la misma línea y no precisamente para alabar el trabajo del equipo docente.

Queja 1

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Aunque claro, a los equipos docentes tampoco les preocupa excesivamente este hecho, porque si conjugamos su falta de competencia evaluadora con su desprecio al alumno, nos encontramos con que se pasan por el arco del triunfo tanto las quejas como las reclamaciones, ya sean por vía formal o informal.

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A veces dicho sea de paso con estrategias tan nauseabundas como la que nos cuenta el compañero Emilio: apurar los plazos para que no haya tiempo material a constituir comisiones de revisión antes de que las actas sean oficiales, lo que dificulta más aún la variación en las calificaciones.

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Sintetizando, que siendo breve y como bien dice nuestro compañero David de forma más gráfica y enfática, hacen lo que les da la gana, porque como endiosados que están LA verdad es SU verdad y punto en boca.

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Por supuesto, al alumno siempre le quedará el derecho al pataleo contestando los cuestionarios de satisfacción de las asignaturas, donde eso sí, tendrá que ajustarse a los limitados caracteres del apartado observaciones, pues las preguntas tipo test previas están tan milimétricamente planteadas y tan convenientemente sesgadas como las de los exámenes.

Así, el cuestionario plantea interrogantes como: ¿Se le ha informado de las formas para contactar con el equipo docente? Por supuesto que se nos ha informado, el problema es que no contestan por ninguna de ellas y se las pasan por salva sea la parte.

Con el detalle añadido de que en la mayor parte de las ocasiones los plazos de cumplimentación del cuestionario finalizan antes de que se publiquen las plantillas de exámenes y por supuesto la calificación final. Otra de esas azarosas casualidades de la UNED.

Y todo ello, sin considerar aún el tema referente a la evaluación práctica de los contenidos, aunque como ya comentábamos unir evaluación y práctica sea en esta institución un chiste de mal gusto.

Primero porque rara vez se consideran, y segundo porque cuando lo hacen, pueden llegar a suponer una verdadera comedia. Así, generalmente se entienden por contenidos prácticos lecturas adicionales a las del manual o ejemplos del mismo, llegando al absurdo de incluir en el examen teórico cuestiones como si Juan el del tema 4, tenía trastorno de ansiedad, de depresión, o mixto. Esto es lo que se entiende en la UNED como práctica y en el campo pedagógico como supina tomadura de pelo.

En definitiva, podemos decir que la evaluación en la UNED es desde todo punto de vista otra carrera de obstáculos, una más, para mayor gloria del sometimiento del alumno a directrices absurdas y aleatorias.

Y con su permiso, finalizaré ya el tema UNED en la próxima entrada comentando de forma muy breve algún otro aspecto adicional de caracter político y administrativo.

 Salud y libertad…

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23 comentarios

Archivado bajo Educar, Psicología

23 Respuestas a “Mi experiencia en la UNED: 7 años de martirio y vergüenza (3ª parte)

  1. En general estoy de acuerdo con lo que planteas. No es un problema exclusivo de la UNED, ni siquiera lo es de la Universidad. Todo el sistema educativo presenta el mismo problema pues para enseñar no basta con saber (cuando se sabe) y, después de muchos años de investigación pedagógica, creo que no hemos dado con la clave aún.

    Me temo que la única forma de aprendizaje que funcione con garantías sea la personalizada y que todo lo demás sean buenas intenciones. Así que seguirán apareciendo textos como el tuyo en el que ponen de vuelta y media al sistema. Y creo que para solucionar esto debemos asumir primero que no sabemos cómo hacerlo.

    Ya e comenté que mi experiencia en la UNED no fue tan negativa. Sólo conviví un curso con los grados y fue el peor, aunque probablemente los recortes presupuestarios tengan más culpa que aquellos.

    Mi experiencia en la universidad presencial es de hace bastante tiempo (este año cumplimos las bodas de plata) y no la considero ni mejor ni peor que la UNED. Fue distinta, con buenos y malos profesores como en todas partes, unos se esforzaban y otros no. Curiosamente, los peores no eran necesariamente estos últimos. Al ver a nuevos titulados tengo la sensación de que las cosas no van precisamente a mejor, así que me remito de nuevo a mis conclusiones anteriores.

    Un placer leerte Antonio, como siempre.

    • Estimado Gonzalo:

      Coincido bastante con tu planteamiento. Al margen de la UNED, muchos de los déficit son del propio sistema, un sistema que ni siquiera tiene claro cuál debe ser la función universitaria, ni desde luego los objetivos a conseguir. En todo caso, lo que sí tengo claro, es que la propia motivación y disposición personal, puede atenuar o agravar esos déficit estructurales. En mi experiencia en la UNED prima lo segundo, y lo cierto es que en la presencial, aunque de forma no tan exagerada, también.

      Un saludo

  2. joamiran

    Gracias por la mención…
    Mi experiencia (ya de mayor y con mayores ganas e implicación que mi etapa juvenil) en la Universidad presencial y ¿pública? No creas que es mejor.
    Con la asistencia obligataria,los campus Virtuales y las tareas programadas, no deja de ser un academia:

    €=títulos

    • Gracias por el comentario, dicho queda. Lo gracioso del tema es quese supone que el proceso de Bolonia convertiría al alumno en el propio protagonista de su proceso formativo, y cada vez son más las normas que pretenden tratar a dichos estudiantes como alumnos de primaria.En fin, es lo que hay…

  3. JJ

    La UOC, a pesar de que también tiene sus cosas, le saca años luz a la Uned, lo dice uno que ha estudiado en las dos.

  4. maria

    La uoc si que pagas por el título. si vives en el extranjero haces el examen online.

  5. Víctor

    A mí el trato que la UNED dispensa a sus estudiantes también me parece, en general, despótico.
    Me acuerdo de una asignatura que aprobé pero con menos nota de la que esperaba y entonces reclamé. ¿Cuál fue la respuesta del profesor? Me vino a decir que «cuidado, que igual si protestaba mucho me bajaba aún más la nota, que no tentase mi suerte que estaba aprobado y él podía suspenderme.»

    Me quedé a cuadros.
    Desde ese momento procuro tener el menor trato posible con el profesorado de la UNED. Hay excepciones pero en general te puedes encontrar con marrones por tonterías. Hasta me planteo dejarlo y estudiar en otra.

  6. Santos

    Pues yo sé de gente que se encuentran con exámenes que no tienen nada que ver con el temario, gente a la que le cambian los criterios de evaluación finalizando ya el curso o a la que los profesores no les responden los mails y las dudas, libros cargados de erratas, material mal estructurado,…etc. En la UNED te puedes encontrar con todo tipo de arbitrariedades y no se te ocurra protestar. Por más fundamentada que esté la protesta, no hay nada que hacer.

    Luego ya en el tema de si aprueban muchos o pocos no sé y creo que es lo de menos. Pero tampoco creo que el nivel sea mejor que en la presencial. Para nada.

    Por otra parte puede que les interese que haya muchos suspensos para encarecer las matrículas el curso siguiente y recaudar más. Muchos aún creen que eso es nivel cuando en realidad es un puteo para sacarles los cuartos. Una cosa es aprender y otra ser puteado. Yo particularmente me quedo con la presencial. Es menos arbitraria y creo que más transparente. Al menos así lo veo yo.

  7. Fernando

    A mí lo que me flipa mucho de la UNED y de algunos de sus alumnos es que si suspendes entonces ya pierdes el derecho a protestar. Como si ese suspenso te condenara al ostracismo y al averno de la estigmatización académica.
    Yo aprobé muchos exámenes en mi vida, y también suspendí alguno que otro. Y normalmente sé reconocer cuándo un examen me sale mal y no merezco aprobar sin problemas y sin complejos. Quiero decir con eso que no protesto cuando creo que me merezco el suspenso.
    Yo protesto por cosas más serias como el trato degradante que dispensan algunos profesores de la UNED. Respuestas dadas en plan chulesco, displicencia en ciertas actitudes y comentarios. No es nada raro recibir comentarios/respuestas del tipo «eso ya se dio en no sé qué asignatura», no contesto dudas en tal período porque no sé qué, me salto a la torera la directiva del plan Bolonia porque me da la gana…, si no está usted contento ponga una queja ante el órgano que corresponda, etc…Eso por no hablar como ya se dijo por aquí de la mala organización de los contenidos, de la pésima calidad de los materiales…etc. Aguantar todo tipo de atropellos NO ES APRENDER. Es bajarse los pantalones y yo para eso no me matriculo en una universidad.

    Porque esa es otra, hay asignaturas que sí siguen la directiva del Plan Bolonia en materia de contenidos adaptados al número de créditos pero otras que no. Hay departamentos que se pasan la directiva de Bolonia por el forro.

    Y luego el tema de los expedientes académicos eso es sangrante. Ahí ya te puedes encontrar todo tipo de atropellos. Pero eso da para otro capítulo.

  8. Esta España Nuestra

    Hablando de expedientes disciplinarios en la UNED, hay un caso especialmente llamativo. Resulta que a un estudiante de derecho de la UNED, le abrieron expediente (allá por el 2008) por (¡¡¡OJO al dato!!!) perder la hoja de un examen. Y lo más injusto de la situación es que no había sido el estudiante el que había perdido la hoja, sino que parece ser que fue la UNED. Y en lugar de darle opción a repetir el examen o en todo caso suspenderlo y mandarlo a septiembre, le hacen pasar por el suplicio de abrirle un expediente, y de anularle TODAS y cada una de las asignaturas en las que estaba matriculado (seis por lo que él cuenta) y expulsión durante un año de la UNED. Al final no sé en qué se quedó porque creo que recurrió al contencioso administrativo. Aquí tenéis el link, si me permite el autor del blog.

    http://www.uned-derecho.com/index.php?topic=19580.0

  9. ana

    cuidado con los troles de la uned que hablan mil maravillas…hay cientos de empleados defendiéndola por internet, la uned tiene sedes por todo el mundo con innumerables empleados con acceso a internet. si no os quereis complicar la vida mirad la uoc,unir,udima,isabel I…la que os vaya mejor y os podais permitir economicamente, un saludos a todos/as

  10. Sara

    La UNED está llegando a unos niveles de desidia y de abandono hacia los estudiantes, increíble. Se limita únicamente a expedir títulos universitarios, nada de pensamiento, nada de reflexión, nada de debate… Aquí nadie enseña nada, no existe transmisión de conocimiento de ningún tipo, ni espíritu crítico alguno. Se señala un temario y se pide que los estudiantes repitan como loros, pensamientos ajenos, temarios infinitos (en ocasiones con tres libros que memorizar). Conexión con los docentes: cero. Tutores y Profesores que no contestan a las preguntas de los alumnos o que en ocasiones contestan al estudiante airadamente, con una falta de respeto, consideración y empatía, considerables. Del Plan Bolonia… ¡me parto de risa…! para lo único que ha servido es para sobrecargar al alumno con tareas y trabajos que le roban tiempo para el ya de por sí abultado temario. Para que se entienda: Bolonia es lo mismo de toda la vida, pero con mogollón de trabajos, o sea, el mismo temario, pero con menos tiempo para estudiar. Por cierto, las tutorías presenciales (impartidas por tutores mal pagados, precarizados y a menudo con una pésima formación) están desapareciendo.
    Desde luego no recomiendo esta Universidad, salvo que tengas más moral que el Alcoyano y estés dispuesto a dejarte machacar. En verdad, me da mucha pena que la UNED esté en este proceso de descomposición y abandono. Imagino que es producto del desmantelamiento de todo lo público.

  11. Sara

    Reitero aquí, lo dicho por Francisco: «La UNED es un elemento imprescindible, pero debe volver a su esencia; en algún lugar y punto del camino se ha equivocado, en la educación no hay atajos». Nació en 1972 y se incorporó gente progresista, llena de ilusión y con ganas de hacer cosas nuevas e ilusionantes. A día de hoy se ha convertido en un refugio de profesionales que se dedican al «dolce far niente».

    A fuer de ser sinceros, no todos son así, en mi experiencia anterior y actual, se salvan los profes de la Facultad de Educación, que mantienen viva la ilusión y las ganas de trabajar y cambiar las cosas (lo malo es que se mete a todos en el mismo saco).

    • Marta

      Menos mal yo estudie en la faculty de educación soy educadora social, no he notado carencias en miss formaciones posteriores, ni en la intervención educativa y me pone triste tanta critica me costo 6 años pero trabajaba jornada competa con horarios cambiantes fue la mejor opción no me arrepiento. Pero si que acabe agotada y aveces solo estudiaba por que necesitaba la carrera y aprobar. Algunas asignaturas eran un coñazo, pero eso lo debe compartir con otras. El master fue presencial y tenia mucha carga de trabajos, pero no me fue díficil.

  12. Qué «jartá» a leer tus comentarios )de hace ya cuatro añitos) sobre la UNED, verdades como puños y nivel de redacción superior, puedo llamarte compañero de estudios y de penas, estoy con el TFG de psicología y me siento totalmente desamparada. Un gusto haberme pasado por aquí y eso que dicen «mal de muchos, consuelo de tontos», pues seré tonta, pero me has hecho sonreír y sentirme comprendida e identificada. Un abrazo enorme!

  13. Andrés

    La Uned debería de haber sido cerrada hace años, es una de las peores estafas. No enseñan nada y su tasa de fracaso escolar es la más alta de todos los centros educativos públicos. En determinadas asignaturas se niegan a mostrar el acta final con el número de aprobados, suspensos, notables, no presentados, etc. por miedo a un escándalo.

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